Inicialmente, el gobierno declaró la intención de vender el 60% de AENA, con lo que más de la mitad de la compañía estaría en manos privadas, cediendo así el control de esta. Tras la polémica que desató esto, se decidió reducir ese porcentaje a un 49%, de manera que más de la mitad seguirá estando en manos del Estado. Hay quién piensa que este último paso simplemente fue un intento de suavizar la noticia frente a unas elecciones ya cercanas, y que será el primer escalón para ir aumentando la privatización.
En
Junio de este año, el Consejo de Ministros daba luz verde a la salida a Bolsa
de la compañía, valorándola en 5.000 millones de euros y realizando la
operación en dos tramos principales: un 28% se colocaría en Bolsa y el restante
21% en manos de inversores de referencia, siendo su núcleo estable la
Corporación Financiera Alba con un 6,5% de participación, Ferrovial con un 8% y
el el fondo británico The
Children's Investment Fund con el restante 6,5% de participación. Con una
capitalización bursátil de 5.000 millones de euros, según las estimaciones
iniciales, AENA entraría en el Ibex 35 como una de las mayores empresas en
Bolsa.
A
mediados de octubre salía a luz el precio que fijaba AENA para sus acciones, entre
41,5 y 53,5 euros, lo que suponía una valoración de la compañía entre los 6.225
millones y los 8.025 millones de euros, cifra superior a la estimación inicial.
Sin duda alguna, el precio final de las acciones y de la compañía será
importante, tanto a la hora de la rentabilidad que proporcionará a sus
accionistas como de la imagen que el gobierno dará con dicha venta.
En
cuanto a la rentabilidad que proporcionará a sus accionistas sabemos que
existen dos formas de obtenerla, mediante la distribución de dividendos o
obteniendo una plusvalía de capital. Pues bien, la valoración inicial de la
compañía será determinante para que los inversores puedan obtener una buena
plusvalía de capital. Si el precio definitivo de las acciones estuviera por
debajo del rango pagado por los accionistas de referencia, sería una gran
oportunidad para acudir a la OPV ya que permitiría una buena revalorización de
las acciones. Por el contrario, si se pone un precio de salida muy elevado, es
posible que dicha ganancia tarde demasiado tiempo para los accionistas o que
incluso el valor de las acciones comience a bajar.
En
cuanto a la otra forma de obtener rendimientos de la inversión, el director de
AENA anunció que distribuirá el 50% de su beneficio en forma de dividendos.
Podemos decir que si tenemos en cuenta una capitalización de 6.000 millones de
euros con los 596 millones de euros que obtuvo de beneficio en 2013, la
rentabilidad por dividendo sería de 4,96%.
Por
otra parte, como el 51% sigue estando en manos del Estado, es posible que
muchas de las acciones que se deberían llevar a cabo para aumentar la
rentabilidad de la compañía no se lleguen a realizar. En el caso de AENA,
sabemos que muchos de los aeropuertos españoles están dando pérdidas que hasta
ahora se compensaban con los beneficios de otros como el de Madrid o Barcelona.
Si miramos únicamente la rentabilidad de la compañía, es posible que la
solución pase por cerrar aquellos aeropuertos que suponen pérdidas para la
empresa. Por el contrario, el propio director de la compañía afirmó que dejaría
a los tres principales inversores, el núcleo estable de la compañía, participar
en la estrategia de la empresa, lo que facilita la implantación de políticas
que beneficien la rentabilidad.
Debemos
plantearnos si verdaderamente el gobierno tiene la intención de privatizar
solamente el 49% de la empresa o si solo rebajó el inicial 60% por motivos
electorales. Además, tengo mis dudas de que el beneficio que obtendrá por la
venta de la empresa sea capaz de cubrir a largo plazo el beneficio que deja de
recibir de esta. También debemos mirar las consecuencias de la posibilidad
de cerrar muchos de nuestros
aeropuertos, ya sea por la cantidad de puestos de trabajo que se pierden
directa e indirectamente como por la reducción de los medios de transporte
entre comunidades autónomas.Actualmente, la salida a bolsa de AENA está aplazada hasta principios de 2015 debido a un conflicto causado por no haber convocado un concurso público para la elaboración de la carta de conformidad. Mientras se soluciona ese problema, el gobierno sigue decidido en llevar a cabo la privatización y, sin duda, el debate seguirá en boca de todos.
Carlota
Vázquez Nieto
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