lunes, 3 de noviembre de 2014

Privatizar o no privatizar… esta es la cuestión

Uno de los temas más importantes en el mundo de la política está siendo la conocida privatización de AENA, para buscar financiación externa para esta compañía, causa de muchas polémicas y de intensos debates desde que se conoció la noticia.
Inicialmente, el gobierno declaró la intención de vender el 60% de AENA, con lo que más de la mitad de la compañía estaría en manos privadas, cediendo así el control de esta. Tras la polémica que desató esto, se decidió reducir ese porcentaje a un 49%, de manera que más de la mitad seguirá estando en manos del Estado. Hay quién piensa que este último paso simplemente fue un intento de suavizar la noticia frente a unas elecciones ya cercanas, y que será el primer escalón para ir aumentando la privatización.


En Junio de este año, el Consejo de Ministros daba luz verde a la salida a Bolsa de la compañía, valorándola en 5.000 millones de euros y realizando la operación en dos tramos principales: un 28% se colocaría en Bolsa y el restante 21% en manos de inversores de referencia, siendo su núcleo estable la Corporación Financiera Alba con un 6,5% de participación, Ferrovial con un 8% y el  el fondo británico The Children's Investment Fund con el restante 6,5% de participación. Con una capitalización bursátil de 5.000 millones de euros, según las estimaciones iniciales, AENA entraría en el Ibex 35 como una de las mayores empresas en Bolsa.
A mediados de octubre salía a luz el precio que fijaba AENA para sus acciones, entre 41,5 y 53,5 euros, lo que suponía una valoración de la compañía entre los 6.225 millones y los 8.025 millones de euros, cifra superior a la estimación inicial. Sin duda alguna, el precio final de las acciones y de la compañía será importante, tanto a la hora de la rentabilidad que proporcionará a sus accionistas como de la imagen que el gobierno dará con dicha venta.

En cuanto a la rentabilidad que proporcionará a sus accionistas sabemos que existen dos formas de obtenerla, mediante la distribución de dividendos o obteniendo una plusvalía de capital. Pues bien, la valoración inicial de la compañía será determinante para que los inversores puedan obtener una buena plusvalía de capital. Si el precio definitivo de las acciones estuviera por debajo del rango pagado por los accionistas de referencia, sería una gran oportunidad para acudir a la OPV ya que permitiría una buena revalorización de las acciones. Por el contrario, si se pone un precio de salida muy elevado, es posible que dicha ganancia tarde demasiado tiempo para los accionistas o que incluso el valor de las acciones comience a bajar.
En cuanto a la otra forma de obtener rendimientos de la inversión, el director de AENA anunció que distribuirá el 50% de su beneficio en forma de dividendos. Podemos decir que si tenemos en cuenta una capitalización de 6.000 millones de euros con los 596 millones de euros que obtuvo de beneficio en 2013, la rentabilidad por dividendo sería de 4,96%.

Por otra parte, como el 51% sigue estando en manos del Estado, es posible que muchas de las acciones que se deberían llevar a cabo para aumentar la rentabilidad de la compañía no se lleguen a realizar. En el caso de AENA, sabemos que muchos de los aeropuertos españoles están dando pérdidas que hasta ahora se compensaban con los beneficios de otros como el de Madrid o Barcelona. Si miramos únicamente la rentabilidad de la compañía, es posible que la solución pase por cerrar aquellos aeropuertos que suponen pérdidas para la empresa. Por el contrario, el propio director de la compañía afirmó que dejaría a los tres principales inversores, el núcleo estable de la compañía, participar en la estrategia de la empresa, lo que facilita la implantación de políticas que beneficien la rentabilidad.
Debemos plantearnos si verdaderamente el gobierno tiene la intención de privatizar solamente el 49% de la empresa o si solo rebajó el inicial 60% por motivos electorales. Además, tengo mis dudas de que el beneficio que obtendrá por la venta de la empresa sea capaz de cubrir a largo plazo el beneficio que deja de recibir de esta. También debemos mirar las consecuencias de la posibilidad de  cerrar muchos de nuestros aeropuertos, ya sea por la cantidad de puestos de trabajo que se pierden directa e indirectamente como por la reducción de los medios de transporte entre comunidades autónomas.
Actualmente, la salida a bolsa de AENA está aplazada hasta principios de 2015 debido a un conflicto causado por no haber convocado un concurso público para la elaboración de la carta de conformidad. Mientras se soluciona ese problema, el gobierno sigue decidido en llevar a cabo la privatización y, sin duda, el debate seguirá en boca de todos.

Carlota Vázquez Nieto
 

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