Después de
que Suecia anunciara que está planeando dejar de utilizar el dinero en efectivo
en los próximos años, en la prensa internacional salieron muchos artículos
relacionados con el tema y varios economistas están tratando de explicar cuáles
serían las ventajas y las desventajas de dejar de utilizar el dinero en
efectivo. De hecho
hace dos años David Wolman (periodista de The New York Times, Wall Street Journal),
publicó el libro “The end of the money”,
en el que cuenta el desarrollo de un experimento que llevó a cabo durante un
año, viviendo sin utilizar dinero en efectivo. Wolman reconoce que empezar de
repente a vivir sin dinero en efectivo resultó difícil, pero a cabo de un
tiempo empezó a verlo hasta cómodo [1].
El cambio que
Suecia está considerando adoptar se debe a la escasa importancia que tiene el
dinero en efectivo en las transacciones monetarias, apenas el 3% de la
economía. La idea es ir poco a poco hacia este nuevo sistema sin billetes,
cambiando la forma habitual de la gente de hacer las pequeñas compras, como
puede ser el billete de bus urbano. De hecho, en la mayoría de las ciudades
suecas en los buses urbanos no se acepta cash, los billetes son de prepago
(usando tarjeta) o se compran utilizando el móvil. Son cada vez más los
negocios que aceptan solo tarjetas de pago, además de algunas sucursales
bancarias que han dejado de utilizar los billetes.
Aunque Suecia
es el primer país en hablar de una sociedad libre de dinero en efectivo, los
estudios de la Unión europea demuestran que tan solo el 9% de las transacciones
de la zona euro se hacen con dinero en efectivo, en EEUU el porcentaje es aún
menor, un 7%.
El proceso de
transición hacia el dinero electrónico se está desarrollando de una forma
natural, porque la gente demanda cada vez más el uso de la tecnología para la
gestión de sus finanzas.
Según un estudio de la Reserva Federal el 10% de los americanos utiliza la
banca online para gestionar sus pagos. El interés está aumentando cada año,
debido también a que la mayoría de los bancos ofrecen aplicaciones para
móviles, a través de cuales se puede gestionar de una forma fácil y rápida el
dinero que uno tiene en su cuenta desde cualquier lugar.
Los defensores de las economías sin dinero en efectivo
destacan que imprimir los billetes es un proceso caro que en algunos casos,
como en los peniques americanos, cuesta más que el propio valor de la moneda.
Además, utilizar dinero en efectivo para los negocios tiene costes ocultos para el Estado. Es decir,
que para los empresarios es más fácil manipular los ingresos generados por el
dinero en efectivo que entra en la caja y de esa manera evadir impuestos. Esta
es una de las principales razones de querer
reducir el uso del dinero en efectivo en Suecia, se argumenta que si no tienes
nada que esconder no hay razón para usar efectivo. De lo que se olvidan los defensores de esta
idea es que los gobiernos progresivamente dominan y controlan más los datos
sobre sus ciudadanos.
Como todo, esta innovadora idea, también tiene sus
desventajas. En primer lugar, al dejar de utilizar el dinero en efectivo se
concentra mucho poder en las manos de las entidades financieras, ya que tendrán
información privilegiada sobre los movimientos de dinero de cada persona, sea
esa física o jurídica. Tener esta información puede llevar a muchas actividades
especulativas que suprimirán la libertad personal.
Aún no existe ninguna forma virtual anónima de pago que
garantice la seguridad del consumidor. Es uno de los desafíos que supone
suprimir el uso de dinero en efectivo.
Un estudio de la Universidad de California revela que los
consumidores que pagan sus compras con tarjetas no perciben realmente la
transacción como una pérdida de dinero ya que no ven desaparecer el dinero de
sus carteras. Así pues, el uso de dinero electrónico aumentaría las compras
compulsivas a la vez que el endeudamiento y la dependencia de las familias de
las entidades financieras. Esto, por su parte, aumentaría la desigualdad social
y suprimiría la libertad de la sociedad que se verá cada vez más dependiente de
las instituciones.
El tema de este posible avance en la vida diaria de millones de personas
deja muchas preguntas sin responder. La que debemos hacernos todos es si
nosotros, los ciudadanos corrientes, confiamos tan ciegamente en las
instituciones como para abrirles las puertas a nuestras vidas personales,
dejando que sean unos invitados que saben todo sobre nosotros. Tal vez tener
vida “fácil” no sea lo más importante, porque cuanto más” fácil” nos la hacen,
menos libres seremos. Pensándolo bien, yo no le puedo poner precio a mi
libertad…
Tsvetislava
P. Ivanova
[2] http://www.bloomberg.com/news/2013-04-10/era-of-paper-money-dies-out-in-sweden-as-virtual-cash-takes-over.html
Respecto a que no existe ninguna forma virtual anónima de pago, quizás habría que mencionar los "Bitcoins", que están empezando a dar problemas por su uso en operaciones de narcotráfico, blanqueo, y otras actividades ilegales.
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