domingo, 9 de noviembre de 2014

LA CARA “B” DE LA ALTA DIRECCIÓN

Los sistemas de retribución de los altos directivos es un tema que siempre ha estado de actualidad y del que los ciudadanos de “a pié” tenemos con información muy dispersa. En las líneas siguientes he querido profundizar en el tema de las tarjetas black que disfrutaban los directivos de Bankia, para que sepamos claramente lo que ha sucedido. En la actual crisis económica, que todos estamos sufriendo creo que es una aberración que los ricos sean cada vez más ricos a costa del contribuyente, que con tanto sacrificio paga sus impuestos.

Las tarjetas “black” son una retribución que han recibido 86 miembros de la dirección y del consejo de Administración de Bankia, a mayores de sus retribuciones y gastos de representación. Nadie, ni la entidad bancaria ni sus beneficiarios, pensaban en declarar los gastos a Hacienda. Las tarjetas negras de Bankia pagaron viajes, reliquias, billetes de metro, clubes, funerales, fiestas, comidas de lujo, retiradas de efectivo en cajero y hasta abonos a los toros. Lujos y más lujos, cuantiosos e inverosímiles. Aunque también hay casos como el del socialista José María de la Riva, que empleó su tarjeta para pagar un impuesto del Ayuntamiento de Madrid, concretamente 54,30 euros de una tasa local.

Y es que los 86 dueños de estas tarjetas “milagrosas” se encuentran  en diversos partidos políticos y sindicatos, concretamente, 27 son del PP, 15 del PSOE, 5 de IU y 11 sindicalistas. Cobraban 1,5 millones de salario y consideraban esta tarjeta como un sobresueldo por derecho, para sus gastos más habituales.
Los 86 directivos han gastado de forma aproximada, entre el año 1999 y 2012 (destacando el periodo 2007-2012, en plena crisis económica) unos 15,5 millones de euros, según la auditoría interna de Bankia. El Consejo de Administración de Caja Madrid, formado por 10 personas,  ganaron sobre 71 millones de euros en 4 años y Miguel Blesa  (último presidente de Caja Madrid) ganó 20 millones de euros en 8 años. Vergonzoso.
La pregunta, después de saber todo esto, es ¿será posible recuperar el dinero? La respuesta es fácil, que cada persona que gastó dinero con estas tarjetas lo devuelva. Pero para colmo, la persona encargada en Caja Madrid de pedir que se devolviese este dinero, era la presidenta de la fundación Carmen Cafranga, que dimitió al salir todo a la luz ya que ella también tenía una tarjeta “black”.
El escándalo estalló en diciembre de 2013, cuando eldiario.es publicó unos correos comprometidos de Miguel Blesa. A continuación, Bankia hizo una investigación interna que fue puesta en conocimiento del Fondo de Reestructuración Bancaria  (su máximo accionista), éste, lo puso en conocimiento de la Fiscalía Anticorrupción y ésta, a su vez, informó al juez Fernando Andreu que es el que instruye el “caso Bankia”. Por ahora Andreu llamó a declarar en calidad de imputados a Miguel Blesa, a Rodrigo Rato que era el máximo jefe de Caja Madrid, y a Ildelfonso Sánchez Barcoi que era el director general de Caja Madrid.
Aunque Rato en su declaración lo afirmó, las tarjetas opacas no estaban destinadas a gastos de representación, ya que sus titulares no tenían la obligación de justificar cada gasto, eran complementos al sueldo que recibían y no tributaban a hacienda.
Un ex consejero de la caja de ahorros declaró que sí eran conscientes de que la tarjeta era algo similar a recibir “sobres”, de hecho tenían dos, una, para gastos de representación donde justificaban todo y la “tarjeta B”.
La Agencia Tributaria anunció que investigará a los directivos de Caja Madrid para conocer la operativa y hacer un seguimiento de los ingresos que lograron, presuntamente de forma no legal. El objetivo es investigar también a las personas físicas que se aprovecharon de estos ingresos. El paso por los tribunales les podría salir casi gratis a estos directivos, ya que mientras ocupaban sus puestos, Bankia suscribió una póliza de seguro de responsabilidad civil, que cubrirá gran parte de lo que cuesten los abogados de prestigio que contraten para defenderse ante los tribunales por su mala gestión.
Menuda paradoja: los bancos a los que saquearon 15,5 millones de euros con sus “visas black” han abonado el dinero que les permite pagar el desembolso necesario para eludir sus responsabilidades. En mi opinión, la culpa del escándalo es no solo de los desvergonzados que usaban las tarjetas sin ningún pudor, sino de aquellos que idearon el sistema que ha hecho posible llegar a esta situación. ¿Y dónde ha quedado la responsabilidad ética de la entidad financiera Bankia?  Una entidad que ha sido rescatada con nuestros impuestos con 22.200 millones para evitar la quiebra, debería mostrar un poco de ética profesional, compromiso y responsabilidad con el ciudadano.
Todo lo dicho se agrava si tenemos en cuenta que Blesa y sus directivos no dudaron en colocar participaciones preferentes entre los pequeños ahorradores que desconocían la complejidad del producto y se arruinaron. Que duro pensar que unos directivos se enriquecieron, a costa de los clientes y de toda la sociedad en general, que está empobrecida a causa de la mayor crisis financiera vivida en España desde la Guerra Civil.

Andrea Presas Blanco

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