La falta de
ética por parte de los directivos tiene consecuencias negativas para la sociedad
Por: Cástor Casas BenedictoFelipe Benjumea y Manuel Sánchez. Fuente: publico.es |
El pasado 12 de enero la Audiencia
Nacional absolvía a los antiguos directivos de Abengoa por el cobro de
indemnizaciones millonarias cuando la compañía atravesaba serias dificultades
financieras1. El ministerio pedía cuatro años de cárcel y la devolución
de los 11,5 y 4,5 millones de euros por parte del ex presidente Felipe Benjumea
y del ex consejero delegado Manuel Sánchez Ortega, respectivamente, acusándolos
de administración desleal.
Abengoa es una empresa
multinacional española dedicada principalmente al sector de las energías
renovables. Fue cofundada en los años cuarenta por Javier Benjumea y durante
gran parte de su historia tuvo un carácter familiar. Su ritmo de crecimiento y
su presencia internacional se incrementaron durante los años 90, cuando empezó
a cotizar en bolsa. En el año 2008 pasaría a formar parte del Ibex 35.
Los problemas para la empresa
comenzaron en 2014, cuando la agencia de calificaciones Fitch publicó un
informe en el que afirmaba que su endeudamiento era mucho mayor del indicado en
sus cuentas2. Inmediatamente, la cotización de sus acciones inició
un fuerte descenso que, a raíz de las dificultades para pagar la deuda y la
consecuente reestructuración de capital, ha llevado a su desplome.
Cotización de las acciones de Abengoa en los últimos años. Fuente: infobolsa |
La dirección de Felipe Benjumea fue
considerada uno de los factores desencadenantes de la situación actual3.
Concretamente, se le acusa de promover la expansión de la compañía a toda costa
y de ignorar ampliaciones de capital a favor de la emisión de deuda, con el
objetivo de evitar tener que compartir el poder. De hecho, sería el impedimento
de una ampliación apoyada por el principal accionista (el banco Santander) lo
que llevaría a su destitución y al cobro de la criticada indemnización.
A este respecto, la Audiencia
concluyó que ni el establecimiento de su cuantía ni la salida de Benjumea de Abengoa
fueron llevados a cabo con dolo para obtener un beneficio personal en
detrimento de la empresa, y que además se ajusta a lo establecido en la Ley de
Sociedades de Capital. Nosotros no discutimos su veredicto, pero queremos
recalcar el hecho de “el que algo sea legal no implica que sea ético”. Veamos
por qué es así en este caso.
En el mundo de las finanzas, el
papel que juegan los directivos es descrito mediante la denominada teoría de la agencia4, que estudia
las implicaciones y costes que tienen las relaciones entre grupos de interés o partícipes, en las que un principal (en este caso, los
accionistas) es representado por un agente
(los directivos). El objetivo de los accionistas, maximizar el valor de la
empresa, es a menudo considerado el óptimo para los distintos stakeholders dado el carácter residual del
dividendo para los accionistas, es decir que, solo cuando la empresa haya hecho
frente a todos sus compromisos con el resto de partícipes, el beneficio restante podrá ser repartido entre los
accionistas.
El problema surge cuando los
directivos, que tienen sus propios intereses (por ejemplo, percibir un salario
alto), realizan acciones que no son óptimas para beneficiarse a sí mismos. En
el caso de Abengoa, la mala gestión llevó a que los accionistas perdieran el
95% de su inversión, los acreedores tuviesen que establecer quitas para poder
cobrar y muchos empleados fuesen despedidos5.
Además de los accionistas, otros grupos
de interés que intervienen en una empresa pueden salir perjudicados. En el caso
de Abengoa, una empresa dedicada a las energías
renovables, su caída en parte nos perjudica a todos los interesados en estas fuentes
alternativas. Los directores de la empresa, que han salido de ella millonarios,
no tuvieron en cuenta estas consideraciones a la hora de actuar. Y al fin y al
cabo, en cuestiones de ética, no es solo
lo que hacemos, sino también lo que no hacemos.
Número de trabajadores de Abengoa en los últimos años. Fuente: El País |
Lo verdaderamente preocupante es
que el caso de Abengoa no es un caso aislado. Seguramente leyendo este caso nos
acordamos de algún otro como Gowex o Enron. En algunos se establece que hay fraude
legal y en otros no, pero en cualquier caso son muchos los afectados por la
falta de consideración ética en las actuaciones empresariales y que al final
nunca son recompensados.
Con todo esto, no quiero condenar a
los directivos de Abengoa. Es un caso complicado donde intervienen muchas
partes. Lo que quiero concluir con todo esto es que se le debería dar más
importancia a la ética dentro del mundo de los negocios, lo cual en mi opinión
debería reflejarse en los tribunales.
Referencias:
1 Pérez, Fernando J.
(2018); La Audiencia Nacional absuelve a
la excúpula de Abengoa por el cobro de indemnizaciones millonarias; El
País; Obtenido de: <https://elpais.com/economia/2018/01/12/actualidad/1515749820_093849.html>2 Viaña, Daniel (2015); Cómo perdió Abengoa el 95% de su valor; El Mundo; Obtenido de: <http://www.elmundo.es/economia/2015/11/27/56576207268e3e913f8b4631.html>
3 Martín-Arroyo, Javier (2017); El ascenso y la pesadilla de Abengoa: la obsesión de poder que llevó a la empresa al abismo; El País; Obtenido de: < https://elpais.com/economia/2017/10/12/actualidad/1507810483_442038.html?rel=str_articulo#1515786933873>
4 Mascareñas, Juan (2015); Contratos financieros principal-agente; Universidad Complutense de Madrid; ISSN: 1988-1878
5 Bayona, Eduardo (2018); Abengoa, cuando la ley ampara “exprimir” una empresa esquilmada; publico.es; Obtenido de: <http://www.eleconomista.es/economia/noticias/8864122/01/18/Perjudicados-por-abengoa-lamentan-que-la-justicia-permita-cobrar-indemnizaciones-aunque-se-desplomen-las-companias.html>
http://www.infobolsa.es/news/detail?key=20170508363485&source=EI_ULTIMAS